18 de noviembre de 2017

Las Cooperativas de Consumo en Erandio tras la Guerra Civil

Chapa octogonal de 250 gramos de pan
Antes de la Guerra Civil, en Erandio, al igual que en otras localidades como Sestao o Leioa, ya existía una cooperativa, en este caso había nacido en 1933 y llegará a tener, hasta que finalice con el comienzo de la Guerra Civil, unos 200 socios. Socios que entre ellos se encargaban de comprar mercancía al por mayor para venderla entre ellos al terminar la jornada laboral o los días festivos. 

Cuando acaba la Guerra Civil, la deplorable situación social hará que enseguida se forme una nueva cooperativa. Se llamará Cooperativa Española de Empleados y Obreros Católicos de Erandio, cuya central, donde estaban los despachos, se situará en el número 15 de la Calle Jado, si bien es cierto que en Astrabudua, desde 1940 habrá una pequeña sucursal, en la Calle Mezo. En un principio esta cooperativa, estará controlada por gentes afines al régimen nacional-católico que va a imperar desde el primer momento en toda España, tras finalizar la contienda. Además de un centro de beneficencia, era también un centro de propaganda del régimen, donde, a modo de ejemplo, se darán comidas extraordinarias cada 3 de junio, en honor al general Mola. La cooperativa que se crea en Erandio, por consiguiente, será sometida a las disciplinas del régimen nuevo, de este modo, en un primer momento se tomerá la decisión de que si se vendían ciertos productos a precios de mercado, el exceso de beneficio debería de ir a un fondo de ahorro para paliar gastos de mantenimiento de la cooperativa u obra social, aunque podría caber la posibilidad de repartirlo proporcionalmente entre el gasto de consumo que harían los propios socios de la misma. De tal forma, que no fueron pocos los vecinos que vieron las ventajas depertenecer a una institución así, máxime cuando la situación del pueblo en los primeros años de posguerra será socialmente muy mala.

Chapa de 500 gramos de pan
Entre otras cosas llevarán a cabo la fabricación de dos tipos de chapas de aluminio, que funcionarán como moneda para comprar en establecimientos concertados con la cooperativa alimentos que la cooperativa no dispensaba, como podía ser el pan. Eran monedas que se adquirían en las cooperativas. Monedas de aluminio que podían falsificarse con relativa facilidad y se producirán ciertos casos en el pueblo. Además de la falsificación de chapas se producirán otros casos de picaresca, y es que la necesidad de hacer frente de provisión y distribución de alimentos, algunos socios podían ir en busca de alimentos de primera necesidad clandestinemente de madrugada para ponerlos a la venta el día siguiente y conseguir un pequeño beneficio, abaratando además la venta del producto conseguido. Además durante un buen tiempo funcionará el fiado de productos, que se apuntaban en libretas o cupones, y que se pagaban a finalizar el mes. Serán muchos los vecinos los que se vean beneficiados por el papel que desempeñó la cooperativa en el pueblo.

Si en 1940, había en Erandio dos cooperativas (en Astrabudua y en Altzaga, donde estaba la central), poco tiempo después se irán abriendo otras sucursales en otros barrios del pueblo. Sucursales en las que el Ayuntamiento de Bilbao, concederá exenciones en cuanto a la licencia de apertura. En este sentido, surgirán pequeños locales en zonas como Tartanga, Asua o Arriaga. A su vez la central de Altzaga con el paso de los años pasará, de estar en la Calle Jado, a la calle Obieta.

A partir de mediados de los 50, la cooperativa se irá transformando, no sólo en un lugar para adquirir ciertos productos, sino que también será un lugar de encuentro y convivencia entre los vecinos. También, con el paso de los años la cooperativa pasará a funcionar como si de una sociedad sin ánimo de lucro se tratara, y en teoría su beneficio económico debería ser nulo, y esto será una de las causas por las que con el tiempo vaya cayendo en desuso, y es que este hecho hará que tenga cierta incapacidad para posibles problemas que puedan surgir.