16 de abril de 2017

1893: La última epidemia de cólera

El cólera es una enfermedad que se puede tener bebiendo líquidos o alimentos contaminados con una bacteria, la del cólera. Normalmente, en una epidemia las fuentes de contaminación suelen ser las heces de una persona infectada, si bien puede llegar a extenderse de una forma rápida en áreas con tratamientos inadecuados, o inexistentes, de agua potable y aguas residuales. Además puede vivir también la bacteria en ríos salubres y aguas costeras.

Es poco común la transmisión del cólera directamente de una persona a otra, el contacto casual con una persona infectada no constituye un riesgo para contraer la enfermedad. La limpieza, la higiene y la salubridad, como hemos comentado en artículos anteriores, era muy deficiente en el Erandio de finales del s. XIX, y esto va a ser uno de los condicionantes de la epidemia de cólera que se producirá en el pueblo, y digo última porque no fue la única epidemia que parecerá el pueblo en este siglo.

El aspecto actual del lavadero de Tartanga surge tras la epidemia de colera de 1893, con el proyecto de Casto de Zabala

Ya en 1854 y en 1855 habían aparecido dos brotes de cólera que entraron en España por Galicia y que en Vizcaya afectarán a Las Encartaciones, la ría de Plentzia, las comarcas de Busturia y el Marquinesado y el enclave de Orduña, principalmente. La primera oleada, en diciembre de 1854, afectaría sólo a las parroquias de San Antón, Begoña y San Vicente Mártir de Abando, donde causó cerca de 50 de fallecimientos; la segunda, fue mucho peor, causó en Bilbao 505 víctimas mortales.

Posteriormente, en la provincia se producirán ciertos brotes menores entre 1859 y 1865, si bien la más trascendente sería la de 1885, continuación de una epidemia a nivel peninsular, cuyo origen se situaba en el Mediterráneo, que afectaría sobre todo a la zona minera, aunque en Erandio también llegó como vamos a ver. Con esta epidemia la sociedad se sensibilizará sobre los problemas sanitarios, llevándose a cabo ciertos trabajos con el fin de experimentar y comprobar ciertas normas de aislamiento y prevención. Fruto de esta inquietud fue el reglamento de Policía e Higiene que fue redactado por un grupo de ingenieros y médicos entre los que se encontraba, por ejemplo el Dr. Areilza (que tiene una calle en Bilbao). Gracias a estas medidas la zona minera´apenas se vería afectada por el cólera durante la epidemia del año 1893, lo contrario que ocurrió en Bilbao y pueblos de alrededor, como lo es Erandio, que castigaría principalmente a la población más escasa de recursos.

En Erandio, ya en octubre de 1885, había problemas sanitarios en Altzaga con el inicio del urbanismo en el barrio. Altzaga carecía en gran medida de alcantarillado, falta de retirada de basura y limpieza de calles, así como la aparición de algunas chabolas y el hacinamiento de las familias de trabajadores. Apenas se estaban produciendo políticas municipales encaminadas a mejorar la higiene y la salubridad, por ejemplo, hacía sólo 4 años que se había construido el cementerio de La Campa, hasta entonces se enterraban alrededor de la Iglesia. En el pueblo, en la epidemia de 1885 se contabilizaron 20 fallecidos, y un índice de mortalidad de un 8,2 por mil, sobre la población total.(1) 
Si bien, en el pueblo habían existido casos de cólera anteriormente, será con esta epidemia cuando ataque con cierta importancia por primera vez, puesto que hasta entonces habían sido casos esporádicos y espaciados en el tiempo.

La epidemia, además de notarse en Altzaga, también se dará en el Valle del Asúa, donde el Ayuntamiento de Bilbao llevaba a enterrar las basuras, provocando malos olores, el uso de las mismas por algunos campesinos y la contaminación de las aguas.(2)

Durante esta epidemia de 1885 se tomarán medidas encaminadas al control sanitario de los trabajadores y la prohibición de pasar de un lado al otro de la ría, con el fin de aislar a la población, para que no se propagara la enfermedad.

La epidemia de 1893, que será la última que ocurrirá en la provincia, a diferencia que la de 1885 tuvo una procedencia continental que reducirá sus efectos principalmente a las poblaciones que estaban industrializándose en la provincia. Así, ya el 17 de septiembre de ese mismo año aparece una noticia en la que se señala como un inspector de Sanidad llega a Erandio a adoptar medidas, ya que las condiciones sanitarias son muy deficientes y es probable de que al igual que en otros pueblos, como en Sestao, Portugalete, Barakaldo, Deusto o Bilbao el cólera haya podido ya llegar y estar presente en el pueblo. El panorama que se encuentra es el de tres casos de cólera y una defunción, por lo que se impondrán medidas rigurosas que tendrán que ver con el aislamiento.(3)

El cólera se estaba extendiendo y, al día siguiente, se reunirá la Junta General de Sanidad de la provincia para adoptar ciertas medidas después de escuchar al inspector, que dará cuenta entre otras cosas de la situación de Erandio, y se adoptarán las primeras medidas: Acordó, para evitar la propagación de la infección de las aguas del rio, que los pueblos ribereños se provean de estufas legiadoras (cuya función era hervir la ropa antes de proceder a su jabonado en la pila del lavadero), a fin de someter a coción las ropas antes de lavarlas, así como aumentar la frecuencia de los exámenes de aguas.(4)

Al día siguiente, 19 de septiembre, se aumentarán las medidas a tomar: Se harán trabajos de desinfecciones en alcantarillas, pozos negros, lagunas y marismas, pero en Erandio el sistema de alcantarillado y de pozos negros era prácticamente nulo. Por otra parte se va a dar la órden de blanquear con cal toda casa en que haya ocurrido un caso sospechoso, y el mismo blanqueo general interior y exterior de todas las casas de Barakaldo y Erandio. También ese mismo día se prohibirán  la pesca y la venta de peces del Nervión, así como los baños y lavados de ropa, cosa que las vecinas del barrio de Altzaga, Axpe y Lutxana solían hacer con asiduidad, dotándose de legiadoras y disponiendo la cocción de toda ropa blanca antes de lavarla.

Artículo aparecido en Unión Católica sobre el cólera (20-09-1893)
Para entonces los alcaldes tenían ya instrucciones para proceder en el caso de que en su término municipal surgiera algún caso sospechoso. Se nombrarán comisiones de cada distrito, compuestas por un diputado provincial, una persona designada por el Gobernador Civil y el subdelegado de medicina respectivo, para que vigilen y propongan cuanto se refiera a la salud pública.
Las personas que hubieran tenido contacto con enfermos sospechosos quedarían aisladas, y se quemarán las ropas de camas y colchones que ocuparon aquellos. En Erandio se organizarán cuadrillas de fulmigadores.(5)

El día 21, en Erandio ya había un total de 5 casos y 1 defunción por cólera morbo. Ese mismo día se nombrarán los médicos adscritos a los centros facultativos de la población para mejor asistencia de los enfermos. Continuarán las medidas sanitarias de precaución ya dictadas anteriormente, aunque crecerá la preocupación por el clima lluvioso que había en la zona y que podía favorecer a la enfermedad, según se comentaba en las crónicas de la época.(6)

A la mañana del día siguiente la situación del cólera en Erandio era de total de 4 afectados por cólera, 2 defunciones de días anteriores y 4 enfermos, que ya estaban dados de alta, si bien ese día se detectará 1 nuevo caso, seguido de una defunción.(7)

Con el paso de los días, y mientras se agrava la situación en la provincia, empezarán a surgir ciertos sectores críticos con la gestión por parte del Gobierno de esta epidemia de cólera, como el artículo que aparecía en el diario Nuevo Régimen:

No procede el Gobierno con más actividad en la adopción de medidas sanitarias, hoy que el cólera va, aunque lentamente, extendiéndose por toda la Península. Califica aun de enfermedad sospechosa la que tantas víctimas ha ocasionado en Bilbao, Baracaldo, Deusto, Erandio, Las Arenas, Lejona, Ortuella, portugalete, San Salvador del Valle, Santurce, Sestao y Belchite. Obra en este asunto con las vacilaciones que se ve en todos sus actos; y mientras no quiera declarar la existencia del cólera, al parecer, por no irrogar mayores perjuicios de los ya causados por sus desaciertos á las provincias infestadas, establece una inspección sanitaria en Miranda, monta aparatos de desinfección en las estaciones de ferrocarriles, y nombra delegados en todas partes con más ó menos justificadas dietas.

Se revuelven los periódicos ministeriales contra los que acusan de apático al Gobierno por su conducta, sin ver que, por agrias que sean las censuras, no guardarán nunca relación con la importancia de los hechos. No indigna, además, tanto que no se tome precaución alguna para evitar la propagación del mal, como que se las guarde para cuando la epidemia haya adquirido completo desarrollo y sea inútil todo género de sacrificios. Es ridículo, por otra parte, que no tratándose de enfermedades infecciosas, como asegura el Gobierno, se ocasione tantas molestias á los enfermos y á sus familias, aislándolos, quemando sus ropas y efectos, blanqueando las paredes o infestando las casas con innecesarias fulmigaciones. Hace tres años que el cólera no ha abandonado á Europa, y esto hace más censurable la imprevisión del Gobierno. No podrá alegar que su propagación le haya sorprendido.(8)

Por otra parte, se pensaba que el cólera había sido traído por los ingleses, y en consecuencia habrá barcos en cuarentena entre Axpe y la fábrica de La Vizcaya. Así en el diario El Liberal aparecía las siguientes afirmaciones:

Es indudable que los marinos ingleses son los que han traído el cólera. La cuarentena la hacen dentro de la ría y entre las canteras de Áspe o Erandio y la fábrica de La Vizcaya, dos barrios como ustedes saben, pobladísimos, a donde desembarcan, sobre todo de noche, cuando les da la gana. Así empezó el cólera en el mes de julio, atacando a una familia que recogió las ropas de un marinero inglés, y desde entonces no ha dejado de haber invasiones. Por fortuna, el cólera no ataca del modo terrible que otras veces. Lo extraño es que o haya mas.(9)

También había diarios que al contrario que los anteriores, no estaban por la labor de alarmar a la población, ni ser crítico con la gestión institucional que se estaba llevando a cabo. Así, el diario El Imparcial decía lo siguiente:

En varios días han salido de Bilbao las principales familias de la villa. El vecindario en general está tranquilo porque no se registran casos fulminantes. Los datos oficiales comprueban que muchos casos han sido producidos por los excesos que cometieron las personas inválidas. Contra lo que se dice, puede afirmarse que aquí nunca se oculta la verdadera situación de la Salud Pública. Los telegramas enviados al ministerio de la Gobernación y a la prensa de Madrid dan cuenta exacta del número de invasiones y defunciones. 

En la primera quincena de septiembre la mortalidad fue exigua [...] a pesar de las malas condiciones que por causa de la sequía tiene la ría y el agua potable. las noticias que circularon en Madrid, afirmando que el cólera hace estragos, son inexactas. En Bilbao hay establecidas guardias permanentes de médicos. La brigada de fumigadores es numerosa y cumple con gran escrupulosidad su cometido y la Diputación envía diputados delegados a todos los pueblos de la provincia. Estos delegados visitan a los enfermos y reparten desinfectantes, y los Ayuntamientos cuidan del cumplimiento de las medidas higiénicas [...].(10)

Más allá de las posturas de los diarios de la época, el día 24 el gobernador, Torres Almunia, acompañado del inspector de Sanidad, recorrerá varios pueblos de la Provincia, entre ellos Erandio, que ese mismo día iba a registraría otros 4 contagios, con el objeto de ver si los alcaldes de los pueblos estaban cumpliendo las directrices dadas por la Junta Provincial de Sanidad. En este sentido, el gobernador tras estar con las autoridades municipales reconocerá que en Erandio se estaba cumpliendo lo mandado y señalará su deseo de que no incremente la epidemia en el pueblo.

También hay que señalar que muchos de los afectados no llamaban al médico hasta que la enfermedad estaba muy presente y para entonces poco se podía hacer. De este modo, el 25 se anunciaban 3 nuevas invasiones de cólera en Erandio. Ese mismo día, el ayuntamiento anuncia que se impondrán multas hasta de 500 pesetas por parte del alcalde a quienes no cumplan las disposiciones higiénicas establecidas.

Se le darán algunas disposiciones al alcalde, después de haber visto por parte de los cargos institucionales cómo estaba la situación en en Erandio, como por ejemplo la de que en las charcas que allí existen se viertan grandes cantidades de cal viva, acción que veía bien el Ayuntamiento puesto que se hermanaba la economía del procedimiento y su eficacia, toda vez que el cloruro, sin producir efectos mejores en casos análogos, resultaba un desinfectante caro.

Por otra parte la empresa de obras del puerto exterior, establecida ya en Axpe, llevará a cabo trabajos de relleno de alguna laguna, marisma, que había en Altzaga.

El médico del pueblo Timoteo Goiri era el que cuidaba de la cuestión de la higiene, ayudado por la autoridad local. Para entonces tenía en tratamiento 16 enfermos repartidos en un amplio radio. Hay que decir que, aunque era lo que se había establecido desde el principio de la epidemia, el pueblo no tenía suficientes fondos para llevar a cabo numerosos aislamientos de enfermos. El fuerte de Axpe que la autoridad militar cedió para barracón de coléricos, no podrá habilitarse para este uso por estar completamente desmantelado para entonces y por las dificultades que ofrecía para trasladar a los enfermos, por lo que habrá alguna intención de levantar un barracón en un terreno que tenía el pastor protestante del barrio.

La epidemia no acababa, decaía, y la zona de la ría para finales de septiembre estaba sin apenas vapores y el muelle de Altzaga prácticamente sin actividad, para entonces van a empezar ciertas obras en el alcantarillado y el lavadero de Altzaga, que será proyectado por el arqquitecto municipal Casto de Zabala, que le dará la apariencia con el que lo conocemos hoy, con el fin de mejorar el saneamiento.

Los días pasaban y no había un día que el pueblo no se despertara con un nuevo caso de infección o defunción. Si bien a partir del 5 de octubre la epidemia empezará a remitir levemente en la provincia, no era el caso de Erandio, en el que el 6 de octubre volvía a registrarse 3 nuevas invasiones de cólera, y al día siguiente otras 6. Los periódicos no dejaban de sacar los casos que estaban sucediendo en el pueblo: El 12 de octubre 2 nuevos casos, el 15 de octubre 1 nuevo caso, el 16 otro más, el 19 otrao mas, el 20 otro más, el 22 otro...

El día 22 de octubre se reunían en el despacho del Gobernador Civil, la Junta Provincial de Sanidad y entre los asuntos que trataron estuvieron el acuerdo de que no se asistiera a los cementerios el próximo día del difunto y la urgente necesidad de la construcción del Nuevo Matadero de Erandio examinándose lo que se había propuesto desde la Junta Local del Ayuntamiento y empezar a buscar un emplazamiento.

El último muerto de cólera en el pueblo, durante esta epidemia se producirá el 25 de octubre.

En esta última epidemia de Erandiose manifestó de nuevo el carácter de mortalidad selectiva, al atacar con preferencia a la población obrera. La distribución por barrios de los muertos e inválidos por el cólera de Erandio en 1893 confirma el carácter de enfermedad industrial de esta epidemia.(11)

Aunque esta de 1893 fue la última epidemia de cólera que sufrió el pueblo, el colera estará presente en Erandio también con algunos casos esporádicos durante los primeros años del s. XX. Las cifras oficiales no son del todo exactas y es de suponer que hubiera algún fallecido más, y que no se registrara por miedo al contagio, como se vio cuatro años después, en 1897, cuando en el cementerio de San Agustín, el enterrador encuentre sobre la tierra removida, varias monedas de oro y plata, que presumiblemente serían de algún fallecido sin registrar.(12)
La epidemia de cólera de 1893, en los barrios de Erandio
ITURBE MACH, Ander: "Historia de Erandio", Diputación Foral de Bizkaia, Bilbao, 1993, pág 78.


(1) ITURBE MACH, Ander: "Historia de Erandio", Diputación Foral de Bizkaia, Bilbao, 1993, pág 77.
(2) En 1908 aun habrá cierto debate público y denuncias sobre el Ayuntamiento de Bilbao, por tirar las basuras en la Márgen Derecha, sobre todo en Erandio.
(3) La Correspondencia de España, 18-09-1893, pág 3.
(4) El Día, 19-09-1893, pág 2.
(5) El Día, 20-09-1893, pág 3.
(6) El Liberal, 21-09-1893, pág 2.
(7) El Día, 22-09-1893, pág 2 y El Día, 23-09-1893, pág 2.
(8) El Nuevo Régimen, 23-09-1893, pág 2.
(9) El Liberal, 24-09-1893, pág 3.
(10) El Imparcial, 25-09-1893, pág 1.
(11) ITURBE MACH, Ander: "Historia de Erandio", Diputación Foral de Bizkaia, Bilbao, 1993, pág 78.
(12) Diario Oficial de avisos de Madrid, 03-05-1897, pág 3.



Bibliografía:
ITURBE MACH, ANDER: "Historia de Erandio", Diputacion Foral de Bizkaia, Bilbao, 1993

Revistas y Periódicos:
La Correspondencia de España
El Día
El Imparcial
El Liberal
El Nuevo Régimen
Unión Católica